Abadía de Mont Saint-Michel: Entrada prioritaria
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Acerca de esta actividad
Parece sacada de una película de fantasía, como si pudieran salir dragones según entras. Pero no es que hayas pasado a un universo paralelo, simplemente acabas de descubrir la abadía del Monte Saint-Michel. Esta sorprendente abadía Patrimonio de la Humanidad se alza sobre una isla rocosa de la costa de Normandía. Es una visita medieval obligada. Explora las 20 habitaciones, los deslumbrantes jardines y disfruta de las vistas panorámicas del cielo y el mar.
Monte Saint-Michel es una pequeña isla-comuna en Normandía y la abadía del Monte Saint-Michel (o l'abbaye du Mont-Saint-Michel en francés) es definitivamente su elemento más destacado, dominando desde lo alto de las rocas como un soldado que resiste el azote de las olas. El culto al arcángel Miguel surgió aquí en el año 708 d. C., convirtiéndose en el destino preferido para la peregrinación medieval.
En el siglo X los monjes benedictinos se dieron cuenta de su importancia y con diligencia comenzaron la construcción de la abadía. En 1874, la abadía se declaró monumento histórico, después de la despedida de los monjes en 1790. En la actualidad atrae a las masas de la misma forma que hace cien años, gracias a su interior diáfano y a su posición majestuosa.
Con más de 20 habitaciones que explorar y con torres y capiteles que se extienden sobre el pueblo, hay mucho que explorar. También dispone de visitas guiadas gratuitas a las que puedes acceder preguntando a la llegada para que se te asigne a un grupo.
Mientras camines por la abadía, aprovecha para observar la marea subir y bajar: es uno de los lugares con mayor variación de marea, subiendo y bajando hasta 15 metros en menos de seis horas. Llegar a la cima de la abadía te obsequiará con panoramas increíbles. Te sentirás como el rey de un castillo francés, o como el abad de la abadía francesa por excelencia.
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Monte Saint-Michel es una pequeña isla-comuna en Normandía y la abadía del Monte Saint-Michel (o l'abbaye du Mont-Saint-Michel en francés) es definitivamente su elemento más destacado, dominando desde lo alto de las rocas como un soldado que resiste el azote de las olas. El culto al arcángel Miguel surgió aquí en el año 708 d. C., convirtiéndose en el destino preferido para la peregrinación medieval.
En el siglo X los monjes benedictinos se dieron cuenta de su importancia y con diligencia comenzaron la construcción de la abadía. En 1874, la abadía se declaró monumento histórico, después de la despedida de los monjes en 1790. En la actualidad atrae a las masas de la misma forma que hace cien años, gracias a su interior diáfano y a su posición majestuosa.
Con más de 20 habitaciones que explorar y con torres y capiteles que se extienden sobre el pueblo, hay mucho que explorar. También dispone de visitas guiadas gratuitas a las que puedes acceder preguntando a la llegada para que se te asigne a un grupo.
Mientras camines por la abadía, aprovecha para observar la marea subir y bajar: es uno de los lugares con mayor variación de marea, subiendo y bajando hasta 15 metros en menos de seis horas. Llegar a la cima de la abadía te obsequiará con panoramas increíbles. Te sentirás como el rey de un castillo francés, o como el abad de la abadía francesa por excelencia.
Características
Turismo
65%
Cultural
40%
Original
30%
Adrenalina
20%