Visita guiada con audio al Palacio de Versalles con entrada Evite las colas y acceso a la Aldea de la Reina

Retroceda con nosotros en el tiempo y vuelva a la Edad de Oro de Francia con un día entero para descubrir el Palacio de Versalles, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, sus jardines y los Trianones, que incluyen la aldea privada de María Antonieta.

Tendrá garantizada la entrada rápida, lo que le permitirá saltarse la cola y viajar cómodamente en uno de nuestros completos autobuses con aire acondicionado. Se maravillará con el impresionante castillo real, transformado por el "rey Sol", Luis XIV, en la década de 1660 a partir de un refugio de caza. Lugar de recreo de los monarcas franceses, Versalles fue el centro del poder político y real hasta la Revolución francesa en 1789 y que fue testigo de cómo Luis XVI y María Antonieta se vieron obligados a regresar a la capital.

Su audioguía le permitirá descubrir los apartamentos reales del rey y la reina, la Capilla Real y la Galería de los Espejos, el arquetipo de la opulencia francesas: trescientos cincuenta y siete espejos se alinean en el salón adornado con oro y candelabros de cristal que cuelgan del techo.

También tendrá tiempo libre para explorar los famosos jardines à la française; un parque de 810 hectáreas (2000 acres), diseñados por André Le Notre, con sus magníficas arboledas, estatuas y fuentes. Los jardines de Versalles cuentan con dos palacios más pequeños, pero igualmente hermosos, que también merecen una visita.
El Grand Trianon fue construido por el rey Luis XIV para disfrutarlo con su amante, Madame de Montespan, y posteriormente por Napoleón Bonaparte y la Emperatriz Marie-Louise. El elegante palacio de un solo piso hecho de mármol rosa irradia calidez, dulzura y grandeza, todo a la vez.

El Petit Trianon, un pequeño castillo en los jardines de Versalles era el lugar donde María Antonieta celebraba fiestas y escapaba de la abrumadora etiqueta de la corte. También podrá descubrir la Aldea de la Reina, una granja y un pueblo al estilo normando construidos por María Antonieta, donde se retiraba con sus amigos para disfrutar de un ambiente íntimo rústico. Finalizada tan solo unos años antes de la Revolución, la Aldea sigue siendo un testimonio del deseo de la Reina, que prefería una vida sencilla antes que las frías bóvedas de mármol del palacio principal.